EL XIX CONGRESO DEL PCCh SE INAUGURA CON PERSPECTIVAS DE CRECIMIENTO PARA CHINA

Xi Jinping apuesta por la continuidad de sus políticas de inversión, crecimiento y mejora, además de insistir en la campaña de anticorrupción y una vuelta al marxismo.

El Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) tiene lugar cada cinco años y es la cita política más importante de China en la que se articula la sucesión de poder en el Comité Central del partido, además de aprobarse las normas internas del Partido y hacer balance de los éxitos y desafíos desde el anterior congreso nacional.

El Partido Comunista Chino hay que entenderlo dentro de una óptica oriental del término, “es más un partido chino que un partido comunista”, afirmó ayer Mariola Moncada, Doctora en Historia Contemporánea de la Universidad Fudan de Shanghái, en una conferencia realizada en Casa Asia con motivo del Congreso Nacional. “No es un partido a la occidental” y a pesar de la opacidad que le caracteriza, se dejan intuir las distintas facciones que lo componen. Por un lado, se encuentra la facción maoísta de los príncipes o también conocida como de los veteranos, compuesta por la segunda generación de los participantes en la Revolución. Desde el prisma occidental, se considera la rama más conservadora, es decir, de izquierdas. Por otro lado los reformistas, la Liga de la Juventud, pertenecen a la vertiente más liberal y progresista en temas económicos del Partido Comunista, lo que en occidente sería la derecha. Ambas facciones se turnan en el poder desde que la sucesión fue institucionalizada en China.

En este marco se celebra hoy el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, un evento en el que los expertos han previsto continuidad pero intensificación en la política exterior del país, en la línea de presentarse al mundo como un socio responsable frente a EEUU. Y es que China, desde la década de los 90 con la caída de la URSS mantuvo durante casi 25 años un perfil muy bajo en lo tocante a la diplomacia internacional. Sin embargo, en la actualidad el gigante asiático ha apostado por una política exterior abierta y participativa, incluso en materia de ayuda humanitaria, actividad en la que China ha empezado recientemente a colaborar.

Para Lin Yue, Profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, declaró ayer para Casa Asia que “todo factor que afecte a China, lo hará también a su política exterior” ya que su economía se basa actualmente en tres pilares: inversión, crecimiento y consumo. “Las cuatro innovaciones clave de la política del gigante asiático se enmarcan en el tren de alta velocidad, el pago móvil, el comercio electrónico y el conocido como bicicleta compartida”. En este sentido, innovación e inversión van de la mano tanto fuera como dentro del país, y no sólo por parte de la empresa pública ya que se incentiva que la privada invierta dentro de China limitando así la salida de capital. Las reformas que Lin Yue destacó auguraban una relajación en la política de control de la natalidad, la aceleración de proyectos de urbanización y un aumento en investigación y en el control del riesgo financiero. Los gastos en investigación crecieron desde el XVIII Congreso Nacional un 52,2 por ciento y las solicitudes de patentes lo hicieron un 69 por ciento. Datos que muestran que la economía basada en la innovación se ha convertido en uno de los motores del crecimiento desde 2012. Además, la renta per cápita ha sufrido un incremento superior al 7 por ciento, así como la pobreza que se redujo a menos de la mitad. «La economía ha mantenido una tasa de crecimiento medio-alto, haciendo de China un líder entre las mayores economías», recalcó Xi Jinping. China ha mantenido su posición como la segunda mayor economía del mundo y ha contribuido a más del 30 por ciento del crecimiento económico global, indicó Xi. China lidera actualmente el mundo en comercio, inversión en el exterior y reservas de divisas», según Xi.

En esta línea, Xi Jinping destacó en el Congreso la llegada de «una nueva era» en el socialismo en este país sin perder de vista el marxismo y continuando “en la mejora sistemática del nivel de vida» de la población. Su gobierno, en este sentido, ha venido marcado por un regreso de la ideología marxista y por un «ímpetu aplastante» en la lucha contra la corrupción habiendo sancionado a través de su campaña anticorrupción a más 1,3 millones de funcionarios. Xi prometió además que la economía china mantendrá el rumbo de la apertura. «La apertura nos trae progreso a nosotros mismos, mientras que el aislamiento no hace quedar rezagados. China no cerrará sus puertas al mundo, estaremos cada vez más abiertos», dijo Xi, que prometió «proteger los derechos legítimos y los intereses de inversionistas extranjeros».

 El congreso, que concluirá el 24 de octubre, le otorgará a Xi Jinping un nuevo mandato de cinco años al frente de país más poblado del mundo y le permitirá continuar con su política reformista para mantener a China como la segunda mayor economía del mundo. La propuesta de la Nueva Ruta de la Seda que incluye grandes obras de infraestructura en 60 países para conectar por tierra a China con Europa es el gran proyecto que llevará a China a la cima junto a la internacionalización del yuan y las alianzas estratégicas con países tan importante como Rusia. Las reformas llevadas a cabo y una planificación de proyectos a largo plazo han hecho d China un país de cambios muy profundos y tremendamente ambicioso que le llevará a alcanzar la hegemonía de la economía mundial desbancando en menos de una década a los muy derrotados ya EEUU.

@De la Bella

Redacción de OHRE

 



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