EL DESAFÍO DE IMPLEMENTAR MEDIOS DE COMUNICACIÓN PARA LA INTEGRACIÓN ENTRE EURASIA Y OCCIDENTE

Cooperaciones estratégicas para diseminar informaciones, la creación de servicios en otros idiomas y de nuevos medios, son caminos para producir y diseminar un discurso distinto al de los grandes medios que ocultan la existencia de la vida fuera de occidente.

Hace cerca de 700 años que Marco Polo dio a conocer en detalle al mundo occidental el continente asiático, especialmente China. Y desde finales de los años 90, con el gran ascenso de China y de los llamados «tigres asiáticos», se pronostica que esta región del mundo será -y ya lo está siendo- el motor de la economía global y epicentro de las grandes transformaciones del siglo XXI.

Con la vuelta del protagonismo de Rusia en el escenario geopolítico y representando el 70 por ciento de la población mundial, Eurasia supera la política de los Estados Unidos y cambia la esfera de las relaciones internacionales, proponiendo más gobernanza democrática y cooperación para resolver los asuntos globales en los que, cada día, ganan más relevancia países como China, Rusia, India e Irán.

Pero, ¿por qué todavía el occidente no conoce con profundidad lo que ocurre en «el otro lado del mundo»? Los centros de producción de las noticias consumidas en occidente están todos ubicados en el propio occidente. La abrumadora mayoría de las noticias internacionales salen de las oficinas de cuatro o cinco agencias de los principales países occidentales. Son ellas que alimentan el noticiero internacional diario. Agencias como AP (EEUU), AFP (Francia), Reuters (Reino Unido) y EFE (España) son empresas privadas con determinada línea editorial que transmiten una visión del mundo adecuada a su sistema político-económico y cultura egocéntrica, en la cual la civilización occidental -particularmente la de los centros capitalistas avanzados- parece intocable. Sus intereses, que suelen ser los mismos que los de sus gobiernos, no permiten promover a los que ven como competidores, aquéllos que están al Este y con los que siempre ha habido un histórico de conflicto.

Pero la razón de la escasa información acerca de lo que ocurre fuera de la «civilización occidental» no reside solamente en la producción de noticias, sino también en su difusión. Las redes de televisión y radio así como los grandes diarios impresos están fuertemente vinculados al establishment, comandados principalmente desde EEUU. Si esto ocurre hasta en los grandes países de Europa, se hace aún más palpable en los países subdesarrollados donde los medios reflejan subordinadamente los intereses de Washington. Toda esta red se convierte en una parte del soft power que EEUU ha desarrollado desde el final de la Segunda Guerra Mundial y permite que -aun cuando el país norteamericano está en una grave crisis de hegemonía- sea visto como el más importante, el que comanda y da las órdenes para el mundo, el que todos todavía debemos seguir.

En la última década, reflejando el inicio del cambio de los tiempos, algunos de los llamados «países emergentes» han comprendido que los medios de comunicación de masas son importantes herramientas de soft power y su internacionalización es fundamental para la política de integración y crecimiento conjunto. Rusia, China e Irán son ejemplos de inversión reciente en este sector, muchas veces también para combatir las manipulaciones de los medios occidentales. Hoy, si queremos saber lo que pasa realmente en el mundo sin las distorsiones de los medios occidentales, podemos fácilmente acceder a RT, la cadena rusa y sus versiones televisivas, además del ruso, en español, inglés y árabe, con una programación 24 horas los siete días de la semana. CCTV, la TV Central de China, sigue el mismo camino. Con corresponsales en todo el globo, la cadena estatal tiene servicios también en inglés, español y francés. Press TV -con emisión en inglés y francés- e Hispan TV -para el mundo hispánico- son grandes referencias que Irán trae para otros países del Medio Oriente y del mundo, también con fácil acceso vía Internet.

Esos medios tienen especial penetración en los países de habla española; una gran visión por parte de estos gobiernos, ya que el idioma español es el segundo más hablado en el mundo, con más de 500 millones de hablantes y otros tantos que lo comprenden. También un mayor acercamiento con gobiernos de América Latina en los últimos diez años hizo que estos medios tuvieran mayor penetración en el continente.

Sin embargo, RT aún no está en portugués, así como tampoco  CCTV o Press TV. En este sentido, un paso ya ha sido dado por Rusia y China al crear servicios en portugués tanto en Sputnik, Gaceta Rusa, Pravda.Ru, Xinhua, Diario del Pueblo como también Radio Internacional de China. Irán tiene los sitios web Pars Today e Irã News, pero sobreviven con muy pocos recursos. Con la única excepción de Sputnik, estas versiones son todavía muy poco conocidas. Hay también casos de cooperaciones entre medios públicos de algunos países con los medios estatales asiáticos, especialmente de China y Vietnam. Este tipo de lazos debería fortalecerse, para una mayor integración.

Sin duda que algunos de los medios citados en este artículo han contribuido de una manera inestimable en la batalla de la comunicación para hacer frente a las distorsiones mediáticas sin mucha inversión.

Eduardo Vasco

Colaborador



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