GANAS DE MUNDIAL

Rusia entra en la fase final de la maratoniana organización de la Copa del Mundo cuyo gasto se calcula entorno a los 10.800 millones de dólares

Lejos queda ya el 2 de diciembre de 2010 cuando Rusia fue elegida como sede para la Copa Mundial de la FIFA de 2018. Casi 7 años ya, y a menos de uno para que la pelota eche a rodar en el estadio olímpico de Luzhnikí. No pintan mal las cosas para la celebración de la Copa, pero quedan puntos en los que mejorar si Rusia aspira a albergar uno de las mejores ediciones que se recuerden, empezando por la asistencia a los estadios.

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Desde entonces, ha venido la celebración de eventos quizás con menos difusión a nivel internacional, pero para nada menos importantes como son los Juegos Olímpicos de Invierno 2014 o los Mundiales de Natación de 2015 en Kazán. Digo menos difusión porque pocos eventos deportivos se pueden equiparar al nivel de atención y de audiencias que es capaz de congregar el fútbol. Solo hay que atender a la audiencia de la final del Mundial de Brasil 2014, que fue vista por más de 1013 millones de personas o los 350 millones que se han estimado que vieron la pasada final de la Champions League. El fútbol es, en definitiva, un foco de atención casi inigualable en todo el mundo y en junio del año viene los ojos estarán totalmente puestos en Rusia.

Y es que Rusia lleva preparando el Mundial desde hace tiempo y a conciencia, y no ha escatimado en gastos. Ejemplo de ello es el estadio de San Petersburgo, cuya construcción comenzó en 2007, finalizando la pasada primavera, y por el que se han desembolsado ya, como mínimo, 800 millones de dólares. El estadio ha albergado la final de la Copa Confederaciones y será sede de varios partidos del Mundial, entre ellos una semifinal y la final por el 3º y 4º puesto. Se espera que el gasto total en la Copa del Mundo será de unos 10.800 millones de dólares, provenientes tanto de financiación privada como pública, gasto incrementado por la depreciación del rublo en los últimos años vinculada a la caída de precios del barril de petróleo y, según el propio Gobierno ruso, a las sanciones impuestas por los países occidentales y sus medidas antirrusas, argumento plausible en tanto que para 2014 se estimó que entre ambas causas Rusia había perdido 140.000 millones de dólares.

Pero no es para menos. Solo en Brasil 2014 se superaron los 700.000 visitantes durante el mes que duró la competición, y hablamos de un país cuya situación geográfica es menos adecuada, por ejemplo, para el ciudadano europeo. Y es que el Mundial tendrá lugar en la zona rusa más pegada al continente europeo, incluyendo a Kaliningrado, incrustada dentro de Europa.

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Estadio Fisht, Sochi

En definitiva, los beneficios de un evento como la Copa del Mundo a Rusia entra en el campo principalmente de infraestructuras. Es bien sabido que organizaciones como el COI o FIFA han venido eligiendo, hasta la crisis actual, países que no escatiman en gastos en la construcción de estadios, hoteles, carreteras o aeropuertos. Y el ejemplo más claro es de nuevo Rusia. Según los cálculos de diferentes medios, el Gobierno ruso se gastó la friolera de 54.000 millones de dólares en los JJOO de Invierno Sochi 2014, excediendo de largo, los poco más de 10.000 millones presupuestados inicialmente. Pero el impacto en la zona ha sido notable y el desarrollo de la región palpable. Además, sedes como el estadio olímpico de Sochi serán reutilizados para nuevos eventos, como para esta Copa Mundial 2018 y lo ha sido para la reciente Copa Confederaciones, al igual que lo será el estadio de Kazán, que evolucionará de piscina a campo de fútbol. Uno de los requisitos impuestos por la FIFA a la hora de designar sedes es la sostenibilidad del legado que deja un mundial, y Rusia lo está cumpliendo. Además, no parece descabellado pensar que otras sedes e infraestructuras deportivas no vayan a ser reutilizadas de manera efectiva, sólo hay que ver el medallero de cada olimpiada y ver que Rusia ocupa las primeras posiciones en multitud de disciplinas deportivas.

 

Rusia ha sido, es y será una potencia deportiva y un Estado que fomenta y se involucra en el deporte, y ese es, a largo plazo, el principal beneficio que puede suponer la celebración de un gran evento deportivo.

 

Manuel Navas

Colaborador OHRE



Categorías:CULTURA Y SOCIEDAD, FIFA 2018

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