DE KÖNIGSBERG A KALININGRADO: UN ENCLAVE RUSO EN MITAD DE EUROPA CENTRAL

Polonia, Lituania y el Báltico rodean a la pequeña óblast de Kaliningrado, una de las mayores conquistas territoriales de la Rusia soviética en las conferencias de paz tras la II Guerra Mundial.

Stalin fue férreo en su voluntad por conseguir la ciudad de Königsberg, antigua capital imperial prusiana. De esta manera, los soviéticos conseguían un puerto en el Báltico y establecían una base militar en la Europa Occidental por si fuese necesaria una intervención militar urgente. Pero con este nuevo territorio, se hacían además con una de las ciudades con más historia de Centroeuropa.

Königsberg se había convertido en un territorio germano con la Drang Nach Osten -o Larga marcha al Este, en español- de los caballeros teutones en el siglo XIII. Desde aquel entonces, la ciudad se convirtió en uno de los focos más fuertes de la cultura y el espíritu teutón. La ciudad vio nacer a uno de los pensadores fundamentales de la reunificación alemana, Immanuel Kant, en una clara muestra del sentir prusiano de la ciudad. Sin embargo, tras la II Guerra Mundial, la ciudad de Königsberg desapareció y de sus ruinas nació una nueva ciudad. Todos los recuerdos de un pasado alemán fueron borrados tras la llegada de los soviéticos, dejando únicamente una estatua del hijo predilecto de la ciudad: Kant. Con la construcción de esta nueva ciudad sobre las ruinas de la antigua capital prusiana, Rusia necesitaba dotar de un nuevo nombre a su puerto del Báltico. La muerte de Mijail Kalinin, histórico revolucionario soviético y cercano colaborador de Stalin, facilitó el nombre a la nueva urbe en honor a su figura: Kaliningrado. Los ciudadanos alemanes de la ciudad se marcharon en 1946, al tiempo que llegaban colonizadores rusos para rusificar la ciudad. Hoy en día, en la región de Kaliningrado viven cerca de un millón de habitantes, con más de un 80% de rusos y algunas minorías de bielorrusos o lituanos.

base naval kaliningrado

Base Naval de Kalinigrad / vedomosti.ru

Uno de los motivos más importantes por el que la Unión Soviética insistió tanto en la posesión de este territorio fue por su situación geográfica. La ciudad se encuentra en pleno Mar Báltico, cuyas aguas no se congelan en invierno como ocurre con el resto de puertos rusos. Así, junto con el de Sebastopol, es la única base naval rusa que se mantiene operativa durante todo el año. Pero no sólo la temperatura de sus aguas es crucial para los intereses del país eslavo, ya que la región garantiza una salida al Océano Atlántico para los navíos rusos. Durante la Guerra Fría, la situación de Kaliningrado fue crucial en las crisis balísticas con la OTAN, con la instalación en la antigua capital prusiana de misiles de corto alcance soviéticos que podían llegar a cualquier punto de Europa. Así, y tras el desmembramiento de la URSS, Kaliningrado pasó directamente a manos rusas continuando su papel de freno de las políticas militaristas de la OTAN.

 

A su vez, en 2012 se llevó a cabo el establecimiento de misiles Iskander como respuesta al escudo militar de la Alianza Atlántica. En la actualidad, sólo 20.000 soldados rusos permanecen en la región, que distan cuantitativamente de los 250.000 que llegaron a habitar la base naval tras la II Guerra Mundial. Con el paso del tiempo, y con la expansión europeísta hacia el este, la región de Kaliningrado está cada vez más aislado y rodeado de fuerzas europeístas. Especialmente drástica fue la ampliación del año 2005, en la que Lituania y Polonia, fronteras naturales de Kaliningrado, pasaban a ser miembros de pleno derecho de la Unión Europea.  En este sentido, uno de los principales problemas de la región radica en su dependencia económica del resto de territorio ruso, así como sus evidentes barreras geográficas con el resto de la Federación Rusa. Kaliningrado recibe suministros eléctricos a través de un gasoducto que pasa por Lituania siendo únicamente capaz de producir un 20 por ciento de su energía. A pesar de esto, la cuestión energética tiene un horizonte bastante optimista, ya que Kaliningrado es una región rica en pozos petrolíferos sobre los que ya se ha comenzado a estudiar su posible explotación.

ambar kaliningradKaliningrado es una joya económica de la Federación Rusa. Su economía ha superado a las tasas de crecimiento tanto de la Unión Europea como de la propia Rusia, manteniéndose constante en torno al diez por ciento. Esto se debe, en parte, a su condición de Zona Económica Especial, lo que ha atraído a la región a grandes industrias productoras. Pero, si por algo es conocido la óblast de Kaliningrado, es por albergar en su territorio el 90 por ciento de las reservas mundiales de ámbar, el conocido como el Oro del Báltico. El Complejo del Ámbar de Kaliningrado extrae anualmente cantidades entre 300 y 350 toneladas que transforma posteriormente en joyas u otros elementos ornamentales. El ámbar sin tallar oscila entre los 2.000 y los 10.000 rublos el kilogramo, dependiendo de la calidad y la pureza de las pepitas.

Por otro lado, el enclave geográfico de Kaliningrado puede ayudar en próximos proyectos de la Unión Europea, ya que la Autopista del Báltico tiene que cruzar necesariamente la región rusa. De esta forma, Kaliningrado se beneficiaría tremendamente de la nueva infraestructura de comunicación de Europa que, buscando potenciar el eje comercial Báltico, estaría beneficiando a una de las economías más boyantes de la zona. Del mismo modo, aumentaría el flujo comercial entre la óblast y sus vecinos bálticos.

El horizonte de la óblast de Kaliningrado es sólido. El crecimiento económico y la transformación de su modelo productivo van de la mano de la solidez de su base naval militar. De esta forma, podemos esperar un futuro próspero en la región de Kaliningrado siempre y cuando no se rompa este equilibrio entre la importancia económica y la militar del enclave de Rusia en el Mar Báltico.

Marcelo Horjales

Redactor de OHRE

 

 

 

 

 



Categorías:CULTURA Y SOCIEDAD

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