COREA DEL NORTE NO ABANDONARÁ SU PROGRAMA NUCLEAR MIENTRAS SE SIENTA AMENAZADA POR EEUU

Hasta ahora, los nueve meses de mandato de Donald Trump en la Casa Blanca se han llenado de amenazas a la República Popular Democrática de Corea (RPDC) con una retórica belicista que ha superado el promedio de los presidentes que lo antecedieron.

Las hostilidades con Corea del Norte como foco proviene del desarrollo del programa nuclear norcoreano, que ha logrado producir armas nucleares, misiles intercontinentales e incluso la tan temida bomba de hidrógeno. Según Estados Unidos, la posesión de armamento nuclear por parte de Pyongyang constituye una amenaza al mundo. Por su parte, el gobierno de Kim Jogn-un ainsiste en el derecho de Corea del Norte defenderse ya que la capacidad nuclear es un instrumento de disuasión, no de agresión. En este sentido, y hasta el día de hoy, Corea  ha declarado que nunca será quien ataque primero. La posición, por tanto, de la RPD de Corea la justifica su entorno. En Japón, la cifra de tropas estadounidenses alcanza las 39.345 unidades estacionadas en 112 bases militares. En este sentido, no existe ningún otro país del mundo con más efectivos de EEUU en la zona  desde la Segunda Guerra Mundial. Corea del Sur es el tercer país con más soldados de EEUU: 23.468, en 83 bases situadas por el país. Desde hace 60 años el Pentágono mantiene tropas en el Sur para evitar una eventual agresión y defender a la República coreana.

Ya durante este año, EEUU y Corea del Sur ya han realizado dos ejercicios militares cerca de la frontera con Pyongyang y Japón. Dos días después de que Pyongyang lanzara un misil que cayó cerca de aguas niponas, dos bombarderos estadounidenses con capacidad nuclear sobrevolaron la península coreana. Además de la amenaza que constituye una presencia militar ostensiva, Estados Unidos siempre ha intentado derribar a los sucesivos gobiernos de Pyongyang mediante operaciones conocidas como cambios de régimen. Este año, en medio de las recientes tensiones entre EEUU y RPDC, el director de la CIA, Mike Pompeo, admitió que la Agencia de Inteligencia podría retirar a Kim Jong-un del liderazgo del país socialista. Y en la misma línea, el ministro de Defensa surcoreano declaró publicamente que creará un cuerpo de élite para decapitar a Kim Jong-un. Por lo que la reacción de Corea del Norte se alimenta de todas estas maniobras y declaraciones.

Y es que la Guerra de Corea (1950-1953) todavía está en la memoria del pueblo norcoreano y, nuevamente, otra razón para no confiar en los EEUU. En 1950, en el comienzo de la guerra, el embajador norteamericano, John J. Muccio, autorizó la masacre en masa de civiles por parte de las fuerzas de EEUU que estaban en el campo de batalla. El general Douglas MacArthur recibió el visto bueno del uso de la bomba atómica durante la guerra, para derrotar los norcoreanos y los chinos. Durante los tres años de conflicto, falleció entre el 20 y el 30 por ciento de la población del norte de la península, Pyongyang fué totalmente destruida, así como otras 77 ciudades y miles de aldeas. Cayeron 635 mil toneladas de bombas desde los aviones de la Fuerza Aérea de Estados Unidos -más que en todo el Pacífico durante la Segunda Guerra, unos 500 mil toneladas. La mayor parte de los casi tres millones de víctimas fueron norcoreanos. Poco tiempo después de la firma del armisticio, en 1953, que congeló la guerra (pero no la concluyó oficialmente), EEUU empezó a imponer sanciones a la RPD de Corea. Por lo que no es algo nuevo que Washington sancione al país, no sólo en respuesta a su programa nuclear.  Corea del Norte ha aprendido a sobrevivir bajo sanciones y junto el apoyo de la Unión Soviética, vino buscando desarrollar una economía autónoma y con recursos propios. Los datos disponibles apuntan que la RPDC ha logrado desarrollarse por si sola, a pesar de las frecuentes y cada vez más férreas sanciones. Em 2016, la economía norcoreana ha crecido un 3,9 por ciento en comparación con el año anterior, el mayor crecimiento ha venido en de los últimos 17 años, impulsado por el aumento de la producción de energía eléctrica y la minería, además del incremento de las exportaciones en un 4,6 por ciento.

El aumento en la inversión en infraestructuras se refleja además en edificios colosales y  modernos construidos desde que Kim Jong-un llegó al poder en 2012. Inmuebles residenciales, hospitales, aeropuertos y centros de ocio e investigación científica también han sido inaugurados en los últimos años en Pyongyang. Corea del Norte alcanza nuevamente los indices similares de autosuficiencia nutricional de la década de los 80. El pueblo norcoreano consume hoy más que nunca, hay nuevos centros comerciales y supermercados -muchos construidos con capital chino- donde se vende todo tipo de productos occidentales como televisores, ordenadores, tablets, smartphones, etc. Además del capital chino, Rusia también incrementa su presencia en la RPDC y empresas de Corea del Sur comparten las llamadas «zonas económicas especiales», quizá la más famosa sea la zona industrial de Kaesong. Existe también cierto crecimiento de la iniciativa privada local con supervisión estatal.

En este sentido, el colapso del régimen norcoreano no se ha producido pese el esfuerzo de las sucesivas administraciones de EEUU; al contrario, Corea del Norte crece económicamente y militarmente. EEUU deberá reconocer que esta «Guerra Fría» está perdida, la RPDC ha puesto en jaque la política estadounidense en la península. Mientras Corea del Norte se sienta amenazada por la presencia militar norteamericana a sus puertas, no abandonará su programa nuclear.

Lo más razonable és aceptar las condiciones de la RPD de Corea: firmar un acuerdo definitivo de paz en la península coreana, retirar todas las tropas estadounidenses de suelo surcoreano, y así terminar la ocupación de la península.

Eduardo Vasco

Colaborador



Categorías:Asia Oriental

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