El pasado mes de septiembre tuvo lugar la tercera edición del Foro Económico Oriental, un importante evento económico y político que va más allá de su objetivo inicial de fomentar la inversión y el desarrollo en el Lejano Oriente Ruso.
Cientos de empresas se reunieron los días 6 y 7 de septiembre -siendo el 5 el “día cero”- en la ciudad portuaria rusa de Vladivostok con motivo del Foro Económico Oriental. Esta tercera edición ha contado con la asistencia de más de seis mil participantes, setecientos veintitrés representantes de negocios procedentes de sesenta países diferentes (en su mayoría asiáticos, pero no todos, como demuestra la presencia de bussinessmen de Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Canadá) y mil noventa y cuatro representantes de medios de comunicación.
En el ámbito político, los asistentes más destacados fueron el presidente surcoreano Moon Jae-in, el primer ministro de Japón Shinzo Abe, el presidente de Mongolia Khaltmaa Battulga, el ministro de Asuntos Exteriores indio Sushma Swaraj, el Gobernador de California Edmund Gerald Brown, y el Secretario General de la Organización para la Cooperación de Shanghái Rashid Alimov.
Por el contrario, los únicos representantes políticos de países no asiáticos fueron el anteriormente mencionado Gobernador de California y el viceprimer ministro luxemburgués Etienne Schneider, así como representantes del cuerpo diplomático de Argentina y Sudáfrica.
Protagonismo especial tuvo el Viceprimer Ministro de la Federación Rusa y Enviado Presidencial Plenipotenciario al Distrito Federal del Lejano Oriente, Yury Trutnev.
Según afirmó el propio Trutnev en su discurso de la ceremonia de apertura, “a lo largo de estos tres años, se ha creado un nuevo espacio económico en el Lejano Oriente Ruso. Diecinueve leyes federales, setenta y dos decretos y órdenes gubernamentales y cuatro instituciones de fomento proporcionan el marco para el nuevo modelo de atracción de inversión en el Lejano Oriente, uno de los mejores en la región de Asia-Pacífico. Esta es la opinión de uno de los fundadores de los ochocientos treinta y siete proyectos de inversión que se están llevando a cabo en el Lejano Oriente. Estos incluyen inversores de Japón, la República de Corea, China, Vietnam, India, Australia y otros países”.
Entre los temas tratados destacan el desarrollo del Puerto Libre de Vladivostok, la conversión del aeropuerto de la ciudad en un centro neurálgico para el comercio y el transporte en Asia, la evaluación del desarrollo de las Zonas Económicas Especiales Avanzadas, así como ciertos asuntos económicos y de cooperación, principalmente cómo atraer y aumentar la inversión en el Lejano Oriente ruso.
Al término del foro, se firmaron un total de 217 acuerdos por un valor de cerca de 44 mil millones de dólares. Estos acuerdos darán lugar a la creación de miles de puestos de trabajo y favorecerán el impulso de numerosas regiones rusas a través de la construcción de industrias como refinerías petrolíferas y petroquímicas, plantas fertilizadoras, de procesamiento de gas, de energía solar, etc.
Así, se supera con creces los 28 mil millones de dólares que alcanzaron los aproximadamente 200 acuerdos firmados durante el Foro de 2016. Según Trutnev, “la mitad de los acuerdos firmados están relacionados con la implementación de proyectos de producción industrial. El resto conciernen áreas como el transporte, logística, minería, agricultura y pesca, entre otros”. También destacó que más del 90% de las inversiones en la región proceden de Rusia, el 7% de China, el 0,7% de la República de Corea y el 0,6% de otros países. Además, cerca del 70% de los productos que serán manufacturados tendrán como destino mercados extranjeros, solo el 30% permanecerá en Rusia.
Se celebraron un total de ochenta y tres eventos y cinco diálogos empresariales a nivel de país; estos tuvieron lugar entre Rusia y las principales economías asiáticas: China, República de Corea, Japón e India, así como con los países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
El foro ha contado, por primera vez, con una agenda para la juventud. Así, el día “cero” del foro, el 5 de septiembre, estuvo destinado a la celebración del primer Día de la Educación y de la Juventud. Contó con la asistencia de más de 400 jóvenes (estudiantes, emprendedores, académicos y demás) del Distrito Ruso del Lejano Oriente.
También se llevaron a cabo eventos para recabar apoyos destinados a proyectos que pretenden proteger y conservar la biodiversidad y las especies amenazadas en el Lejano Oriente Ruso.
Vladimir Putin en la sesión plenaria del Foro
Uno de los pilares del Foro fue la sesión plenaria del día de clausura, titulada “El Lejano Oriente Ruso: Creando una Nueva Realidad”, que contó, como es tradición, con la participación del presidente Putin. En su intervención, Putin anunció que se está considerando un procedimiento simplificado para conceder la nacionalidad rusa a los extranjeros que inviertan en el Lejano Oriente una cantidad mínima de 10 millones de dólares, con algunas condiciones adicionales como que la empresa del inversor debe estar presente en Rusia al menos tres años, a lo largo de los cuales debe pagar más de 6 millones de rublos en impuestos anuales.
UN FUTURO PROMETEDOR SIN PARTICIPACIÓN OCCIDENTAL
Este foro es una muestra más de la creciente dinámica de cooperación entre los países asiáticos, tendencia que Occidente contempla inamovible desde fuera, como demuestra la escasa participación en el evento de las esferas económica y política tanto europeas como norteamericanas.
Presagio del prometedor futuro del foro y de la cooperación asiática fue el compromiso del que hizo gala el presidente Moon Jae-in. En primer lugar, propuso la creación de “nueve puentes” de cooperación entre Corea y Rusia: «el puente del gas, la vía férrea, la ruta marítima norte, la fabricación naval, la creación de grupos de trabajo, la agricultura y otros tipos de cooperación». Lo que es más destacable, declaró que se podría «crear la mayor comunidad energética a nivel mundial» si se conecta el Anillo Energético Asiático de Rusia con los países asiáticos, lo que daría lugar a una cooperación económica, energética y de seguridad multilateral sin precedentes en la región.
El dirigente surcoreano llegó incluso a manifestar su deseo de conectar un ferrocarril surcoreano con el transiberiano atravesando Corea del Norte, además de que “un tren que parta de Busan llegue a Europa y que de Rusia pueda llegar el gas ruso por una tubería que atraviese Corea del Norte». Los compromisos no se detienen ahí; según sus declaraciones Putin y él han discutido la posibilidad de crear un Foro para la Cooperación Interregional.
Quizá compartir la visión del presidente surcoreano, que afirmó que se podrían estar sentando las bases para “conformar una comunidad económica en el nordeste asiático semejante a la Unión Europea” sea pecar de optimista. Sin embargo, es innegable que mientras Occidente es testigo de la crisis de sus instituciones, los actores de Asia central y oriental no cejan en sus esfuerzos por establecer vínculos cada vez más estrechos.
El Foro de Vladivostok no es solo un punto de encuentro para negociar inversiones en el Lejano Oriente de Rusia, es también un lugar en el que se dan cita muchas de las empresas más importantes de Asia -incluso del mundo- y donde se mantienen importantes encuentros tanto bilaterales como multilaterales del más alto nivel, como demuestran las diversas reuniones entre Putin e importantes líderes políticos asiáticos.
Vladimir Putin y el Primer Ministro japonés Shinzo Abe. Fuente: Japan Times
Muestra de la importancia política del foro son las discusiones bilaterales mantenidas entre Abe y Putin, en las que se trataron temas de suma importancia como la cuestión de las islas Kuriles o las pruebas nucleares de Corea del Norte.
Las fechas para la cuarta edición del Foro Económico Oriental ya han sido confirmadas: el 6 y 7 de septiembre de 2018. Se abre el plazo para que Occidente se replantee su participación.
Teresa Romero Villarreal
Redactora de OHRE
Categorías:ECONOMÍA, GEOPOLÍTICA, Rusia