MONGOLIA, PUENTE ENTRE DOS GIGANTES

Mongolia se sitúa en Asia Central. Este país sin acceso al mar limita al norte con Rusia y al sur con China. La población de Mongolia es de 3.119.935 de habitantes. Es uno de los países con la densidad más baja del mundo, con 2 habitantes por kilómetro cuadrado, por lo que algunos expertos califican a Mongolia como la mayor ciudad-estado de la Historia.

Durante la Guerra Fría, las relaciones entre la Unión Soviética y Mongolia fueron muy estrechas, convirtiéndose en el primer Estado satélite de la URSS. Esta relación se hizo aun más cercana cuando en la década de los 60 las relaciones sino-rusas decayeron, ya que Ulán Bator apoyó a la URSS de Kruschev. Desde entonces, Moscú fue el responsable de la mayoría de infraestructuras y de la industria mongola. Mongolia llegó a depender tanto de la Unión Soviética hasta el punto de que el 37% de su PIB provenía de Moscú. Con la caída de la URSS, Mongolia abrió paso al capitalismo, recortando el gasto público, liberando los precios y reduciendo el aparato estatal. Las consecuencias de este cambio fueron el aumento del paro y de la pobreza. El fin de la Unión Soviética también supuso que las relaciones entre Mongolia y Rusia decayeran.

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Monumento a Gengis Khan en la plaza Sukhbaatar, Ulan Bator.

Tras esto, China se convirtió en el nuevo socio de Mongolia, siendo la República Popular de China el Estado que más importa minerales mongoles, recibiendo un 92’2% de las exportaciones de Ulán Bator. A pesar de esto, China no es un país querido por Mongolia. De hecho, en 1983, la República Popular de Mongolia (actual República de Mongolia) impuso medidas para expulsar a los residentes chinos en Mongolia. Actualmente no existe ninguna ley similar en el país. Según expertos, esto se debe a que Mongolia, al tener tan poca población, teme que haya más chinos que mongoles dentro de sus fronteras, ya que Mongolia estuvo bajo la dinastía Qing desde 1691 hasta 1911. Además, Mongolia teme que China se haga con la soberanía del país. Según Soyolmaa Erdenebileg, ciudadana mongola y directora de una agencia de viajes, explica que los mongoles no han olvidado que fueron invadidos por los manchúes durante 220 años. Erdenebileg también sostiene que los mongoles ven que con buenos ojos a su vecino del norte, pues no han olvidado que en 1911 fue Rusia quien le ayudó a independizarse de Manchuria.

Cuando Rusia se recuperó de la caída de la URSS, a finales de los 90 y principios de los 2000, su viejo aliado soviético se convirtió en su mayor exportador de petróleo y de energía, por lo que el 95% del petróleo de Mongolia proviene de Rusia. La llegada de Putin al poder supuso el retomo de las relaciones ruso-mongolas. En el año 2000, Putin visitó Ulán Bator, siendo el primero en hacerlo desde Brezhnev. Tres años después, en 2003, Rusia perdonó la deuda a Mongolia un 98%, lo que supone una cantidad de 11.100 millones de dólares. Desde los 90, Mongolia aplica la política exterior del tercer vecino. Dicha política surge porque el origen del antiguo imperio de Gengis Kan no quiere limitar su comercio a sus dos grandes y únicos vecinos: Rusia y China. Por esta razón, busca expandir sus relaciones económicas a países como EEUU, Japón, Corea del Sur o países de la UE. Es importante señalar que cuando las relaciones ruso-mongolas se retoman, el partido que ocupa la Presidencia de Mongolia es el Partido Revolucionario del Pueblo Mongol, el cual es pro-ruso. Sin embargo, desde 2009 ocupa la Presidencia el Partido Democrático Nacional, el cual sigue una corriente pro-occidental. Por lo que desde 2009, las relaciones entre Moscú y Ulán Bator son de nuevo algo frías.

Durante el Imperio mongol hubo estabilidad política y económica en todas las rutas comerciales que controlaron los mongoles. Europa y Asia intercambiaron culturas y lenguas a través de los distintos recorridos que ofrecía la Ruta de la Seda. Es por esto que Mongolia es un país histórico en las rutas comerciales, por lo que no se puede crear una nueva sin contar con Ulán Bator, a pesar de que las relaciones sino-mongolas no sean muy estrechas.

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Choijin Lama, complejo religioso construido en 1904-1908

Mongolia no tiene acceso al mar y sólo tiene dos vecinos, que casualmente son dos potencias: Rusia y China. Además, varios expertos aseguran que China será la próxima primera potencia mundial. De hecho, el proyecto chino de la Nueva Ruta de la Seda u One Belt, One Road (OBOR) atrae, no sólo a países asiáticos, sino también a europeos, incluido España. Ulán Bator juega un papel importante en OBOR, dado que uno de los seis corredores económicos atraviesa Mongolia para llegar a San Petersburgo desde Pekín, pasando por la capital mongola. El corredor económico entre estos tres países vecinos comenzó a dibujarse en una reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en Dusambé (Tayikistán) entre el presidente mongol Tsajiaguiin Elbegdorzh, el presiente ruso Vladimir Putin y el presidente chino Xi Jinping. El 24 de junio de 2016 los presidentes de los respectivos países firmaron el acuerdo para construir el corredor económico ruso-chino-mongol.

 

Celia Pérez

Corresponsal



Categorías:Asia Central

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