MÁS ALLÁ DE LA DIMISIÓN DE SAAD HARIRI: GEOPOLÍTICA Y FRAGMENTACIÓN DE ORIENTE MEDIO

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La inesperada renuncia del primer ministro del Líbano Saad Hariri, anunciada el 4 de noviembre, ha desencadenado una crisis política en la región y una oleada de acusaciones contra Arabia Saudí.

Saad Hariri anunció su dimisión como Primer Ministro de una manera poco convencional: no en el Líbano, sino desde Riad, donde permanecería durante los siguientes catorce días. La noticia se realizó a través de un discurso televisado en los medios saudíes tan solo once meses después de formar gobierno. En el último año el Líbano ha estado gobernado por una coalición que incluye también rivales del Partido del Futuro -partido del primer Ministro-, como la facción política de Hezbolá.

Aunque Hariri reiteró en varias ocasiones que se encontraba a salvo y en libertad, el sábado se trasladó junto a su familia directamente desde Riad a París tras aceptar una invitación del presidente Emmanuel Macron. Finalmente ha fechado su regreso al Líbano para el 22 de noviembre, día de la independencia y fiesta nacional. A pesar de que la intervención francesa ha permitido romper el impasse político, se siguen cuestionando -especialmente en el Líbano- las razones que han motivado la inusual renuncia de Hariri y las posibles presiones que se esconden detrás de la misma.

Oficiales del gobierno han manifestado que la única razón para la prolongada ausencia del primer ministro debe ser que haya estado retenido o bajo arresto domiciliario, lo que supondría una violación de la Convención de Viena por parte de los saudíes. El propio presidente libanés Michel Aoun se ha hecho eco de esta opinión, llegando a afirmar que Hariri era “rehén” de las autoridades saudíes. Aoun se ha negado a aceptar la dimisión de Hariri hasta que no regrese al Líbano a exponer sus motivos y notificar oficialmente su decisión.

Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, considera que la renuncia de Hariri ha sido forzada e inconstitucional por haber sido realizada bajo presión. En opinión de Nasrallah, con esta estrategia la monarquía del Golfo busca alimentar las tensiones sectarias en el Líbano.

A poster depicting Saad al-Hariri, who announced his resignation as Lebanon's prime minister from Saudi Arabia, is seen in Beirut

Cartel de Hariri en Beirut / Fuente: Reuters

Cuando la geopolítica entra en la ecuación

Este acontecimiento, inesperado tanto dentro como fuera del Líbano, podría desestabilizar la ya de por sí fragmentada región de Oriente Medio, cada vez más polarizada entre los eje saudí e iraní. Son muchos -especialmente dentro del Líbano- los que acusan a Arabia Saudí de estar coaccionando a Hariri como medio para desestabilizar el Líbano, aliado paradigmático del principal rival saudí: Irán.

Cabe recordar que Hezbolá, organización chiita fuertemente vinculada al régimen iraní y considerada por la monarquía del Golfo como una organización terrorista, forma parte del gobierno de coalición formado por Hariri el año pasado.

Desde Riad, Hariri ha acusado a Irán de incitar la desestabilización en la región junto a su aliado Hezbolá y de injerir en asuntos internos del Líbano, creando “un Estado dentro de otro Estado”. Un discurso muy similar al de las autoridades saudíes. Sostiene además que abandonó el país ante la sospecha de que hay una trama para acabar con su vida. Hariri es musulmán suní, tal y como le corresponde al primer ministro según la Constitución libanesa. Mantiene estrechos vínculos con Arabia Saudí, país donde su padre -quien ocupó el mismo cargo y fue asesinado en un atentado en 2005- construyó su riqueza. De hecho, Hariri disfruta de doble ciudadanía: libanesa y saudí. Y lo que es más, dos de sus tres hijos permanecen en Riad, donde están escolarizados, mientras que el mayor se ha desplazado con el ministro y su esposa a París.

Estos acontecimientos se enmarcan en la estrategia interna y regional del hombre fuerte de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, al igual que las purgas políticas de noviembre o la intensa campaña contra Teherán. El último movimiento en este sentido tuvo lugar este domingo día 19 en el Cairo, donde se celebró la reunión de la Liga Árabe. Convocados de manera urgente por la monarquía del Golfo, los ministros de asuntos exteriores se reunieron para discutir cómo “combatir las intervenciones iraníes en los países árabes”. La Liga ha condenado duramente a Irán y a Hezbolá, calificado por el propio secretario general Ahmed Abdoul-Geith como grupo terrorista y títere de Irán.

El pasado viernes el propio ministro de asuntos exteriores francés Jean-Yves Le Drian criticó, desde Riad, a Irán por sus “tentaciones hegemónicas” en Oriente Medio. Es más, la invitación del Elíseo a Hariri, que contó con previa aprobación saudí, estuvo seguida del anuncio por parte del jefe de la diplomacia gala de que se cancelaba su visita a Irán planeada para la semana próxima.

Tras el fracaso que ha supuesto la intervención saudí en Yemen, el Líbano podría convertirse en el siguiente escenario del conflicto entre Riad y Teherán en su pugna por el dominio de la región.

Teresa Romero

Redactora OHRE



Categorías:Oriente Medio

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