WATER IS THE NEW BLACK

OHRE lanza una nueva serie de artículos cuyo núcleo temático gira en torno al valor geopolítico del agua.

La historia reciente de la humanidad ha estado caracterizada por la búsqueda última de alguna materia prima; la fiebre del oro fue sucedida por la obsesión con el petróleo, y entre ambos ríos de sangre se han derramado en la lucha por otros materiales como el cobalto o el carbón. En los albores del siglo XXI estamos asistiendo a un nuevo cambio trascendental, y es que el recurso que dictará los conflictos del -no tan lejano- futuro es una de las materias más subestimadas en la sociedad contemporánea: el agua.

Se espera que para 2050 el planeta Tierra esté habitado por 10 mil millones de personas, y que de aquí al año 2030 la demanda de agua y alimentos aumenten en un 30 y un 50 por ciento, respectivamente.  El aumento incesante de población conlleva la explotación creciente de agua, tanto para su consumo directo como para el mantenimiento de la industria agropecuaria (entre otras) y la generación de electricidad. Teniendo en cuenta que el agua dulce constituye solo el 2,5 por ciento de las reservas hídricas mundiales, es muy probable que en pocos años la demanda supere los suministros de agua.

Las alarmas empiezan a sonar conforme a la sobreexplotación de las fuentes naturales de agua se suman las consecuencias del cambio climático. El calentamiento global ha desencadenado un ciclo destructivo y de retroalimentación: salinización, sequías, desertificación, aumento del nivel del mar, evaporación, contaminación y otros fenómenos naturales extremos como huracanes o lluvias torrenciales. El 70% del agua dulce se presenta en forma de hielo o nieve, lo cual no hace sino agravar los riesgos presentados por el calentamiento global.

Asia es uno de los continentes donde el valor del agua se está poniendo de relieve más claramente. Según un análisis de World Resources Institute, 24 de los 33 países que padecerán mayor estrés hídrico en 2040 se sitúan en el continente asiático, estando los casos más extremos en Oriente Medio.

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Las preconizadas “guerras del agua” ya han comenzado; estamos asistiendo a la politización del agua en el conflicto israelo-palestino, en la gestión de ríos como el Tigris, el Éufrates o el Mekong y en revoluciones populares como las que desencadenaron la guerra civil de Siria.

El mantenimiento de los ecosistemas, la seguridad alimenticia, el desarrollo socio-económico, la estabilidad de los gobiernos… En primera y última instancia, este “inocuo” recurso constituye el pilar que sustenta el planeta y todas sus formas de vida, naturales y sociales. Sin agua no hay vida. Y sin agua, afloran los conflictos.

En el Observatorio Hispano Ruso de Eurasia nos hemos embarcado en la tarea de realizar una serie de artículos bajo el título de Water is the new black con el objetivo de analizar la importancia geopolítica del agua.

Artículos de la serie:

El río Mekong y el verdadero coste de la electricidad

 



Categorías:GEOPOLÍTICA

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