CIERRA LA BOCA, ESTO ES CENSURA: UN GOLPE DE ESTADO A ESCALA MUNDIAL

La crisis financiera cada vez más se demuestra un pretexto para la destrucción de los derechos que hemos conseguido con sangre y ahora, además, nos quieren tapar la boca imponiendo una censura con la excusa de la propaganda del eje del mal.

A finales de noviembre, La Vanguardia publicó una noticia que, como la mayoría de las noticias realmente importantes, pasó desapercibida entre el ruido de la red. ‘Facebook alertará a sus usuarios cuando sigan propaganda rusa‘, así rezaba el titular que anunciaba que la empresa americana comenzaría  antes de finales de 2017 a «mostrar a las personas qué páginas o cuentas de propaganda rusa han seguido y han dado me gusta en la red social». La iniciativa respondía a una solicitud del Congreso estadounidense para abordar la «supuesta manipulación y la intromisión», según justificaban, «de Rusia durante las elecciones presidenciales de 2016». Estados Unidos recoge de nuevo el papel del héroe ante el villano rojo, aunque no sé por qué a mi me huele más a aquel al que llamaban Torquemada con su caza de brujas en nombre de Dios. ¿Censura o defensor del mundo ante el eje del mal?

En este sentido, son varias las compañías privadas que han implementado ya las medidas del Congreso americano, entre ellas Twitter. Ya han sido cerradas cuentas como la del escritor David Icke, cuenta que volvió a ser activada al tratarse de un «error» según Facebook. Errores que ponen de manifiesto el peligro que corren los derechos más básicos de la sociedad libre, esta vez a nivel global. Un cambio en el régimen de libertades moldeado según un modelo no arbitrario que se nos anuncia con «pequeñas noticias» como la publicada por RT bajo el titular de que ‘Google y una red financiada por Soros se unen para controlar resultados de búsquedas de noticias‘. La destrucción de las libertades, la censura y el empobrecimiento de la población responde al cambio de Orden Mundial impulsado por la dinastía Rockefeller y heredado por el especulador George Soros.

Se trata de un Golpe de Estado a escala planetaria que pretende alzar a los mercados como gobernantes del mundo y que se viene implantando desde mediados del siglo pasado, un Golpe de Estado que ha encontrado su fuerte en las herramientas de manipulación y espionaje abierto llamadas  redes sociales.

Mensaje real recibido por un usuario americano en el que Twitter le advierte de que seguía propaganda rusa.

Twitter ya censura los contenidos que considera contrarios a la propaganda del Departamento de Estado y por tanto, reconoce implícitamente que manipula de esta forma la información a la que pueden acceder los usuarios de esta plataforma. Esta medida afecta más a la audiencia americana porque más de la mitad de los americanos se informa a través de las redes sociales. Vemos cómo Twitter, Facebook o Google, entre otros, trabajan de forma coordinada con el Departamento de Estado y sobre todo, con los servicios de inteligencia en el control de la información. De nuevo Estados Unidos y la empresa privada se atribuye una labor de control mundial que nadie ha pedido y nadie ha votado.

Esta censura ideológica ya es una realidad en Estados Unidos, pero gobiernos como el de Francia o Brasil ya quieren implementarlos también de forma activa como política. Y no sólo Google, o Facebook deciden ya lo que la población puede o no ver, sino que Amazon ya está retirando de su catálogo de ventas libros dependiendo de su contenido. ¿Quién le ha dado el poder de prohibir qué tipo de libros, qué tipo de información o qué cuentas quiere o no consultar la población? ¿Qué será lo próximo? ¿Marcarán a todos los que piensan que Rusia no es el enemigo con una estrella en la solapa?

Esto no sólo es una violación de la libertad de expresión, también es una persecución intolerable. Han comenzado por restringir la producción de tipo supuestamente propagandístico proveniente de Rusia –lo que estas compañías privadas con beneficios multimillonarios han decidido que es propaganda-, pero quizá en unos años se encuentre información manipulada según los intereses económicos de estas empresas. Quién sabe, puede que algún día lo que ponen los libros de historia no coincida con lo que diga «San Google» o Wikipedia. Y, ¿quién va a consultar un libro viejo que ha cogido polvo en una estantería olvidada cuando en un clic tenemos toda la información sin esfuerzo? ¿Será esto lo que algunos llaman Posverdad?

Estamos abocados a una sociedad engañada, esclava y con la boca cosida en un supraestado terrorista que controle el nuevo sistema a través de una censura y una manipulación de la información «por nuestro bien». Quizá va siendo hora de alzar la voz, no vaya a ser que sea la última vez que se pueda oír.

 

María de la Bella

Directora de Comunicación

 

 

 

 



Categorías:GEOPOLÍTICA

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